La TDT de pago, ¿una oportunidad para la ficción española de calidad?

La mayoría de los operadores nacionales se han frotado las manos ante la posibilidad de que la TDT venga con una suscripción bajo el brazo. A falta de algo más de un año para que todos nos hayamos apagado analógicamente y probado el invento, la gran duda entre las cadenas es cuánta porción de publicidad tocará a cada una con la cantidad de canales que van a funcionar (porque existir ya existen) en la nueva plataforma. ¿Serán sostenibles cuarenta canales sólo con la ayuda de los anunciantes? No, y menos con la actual debacle publicitaria. A no ser que, por ejemplo, Telecinco dedique otro dial más a teletienda para captar ingresos, y así hacer frente a la millonada que ha tenido que invertir en la nueva tecnología digital.

Con el afán de ahorrar, y sin apartarnos del paradigma de la cadena de Vasile, también cabría la hipótesis de que ésta produzca programas low cost y no apueste por programas innovadores. Resultado: los espectadores tendríamos que tragarnos más basura de la que ya hay. Una TDT sólo sustentada con anuncios puede ser el ‘Judgement Day’ de la ya denostada televisión patria, en general, y de la ficción española, en particular. Así que el John Connor de la historia sólo puede ser el pago.
¿Que la mayoría no estamos acostumbrados a pagar por ver la tele? Cierto. Pero por esa misma razón, muchos de nuestros guionistas no pueden explorar el verdadero potencial de sus creaciones, o, se tienen que ceñir al patrón de la cabra de Globomedia. Nos pueden gustar sus series o no, pero no se puede negar que la leche de cabra alimenta las audiencias de casi todas las cadenas que la prueban. Y, si de paso también nutre de entretenimiento al perro de la familia, mejor que mejor. Televisión en abierto, cero target, hay que llegar a todo ser viviente.
Con una TDT de pago, los contenidos más susceptibles de cerrar sus puertas al que no suelte dinero serán las retransmisiones deportivas, sobre todo, el fútbol. ¿Y que pasa con las series? Probablemente también, por lo que, si así lo ven las cadenas, se abriría un nuevo camino para apuestas bastante más arriesgadas de producción original y se aprovecharían mejor las adquisiones en el mercado extranjero.
Vistas las experiencias de otros países del entorno europeo como Gran Bretaña e Italia, el precio del canal sería la traducción en euros del de un básico de cable estadounidense, financiado con publicidad y una mínima cuota por abonado (entre uno y dos dólares, a diferencia de los 15 que puede llegar a clavar la HBO o Showtime cada uno por ser cable premium, sin anuncios), de modo que se vendería en paquetes junto con otros diales.
Así, por ejemplo, la Mediaset de Berlusconi ofrece en Italia desde el año pasado un ‘ mini bouquet’ de canales denominado Premium Gallery basado en las producciones de ficción. El paquete incluye Joi (un ABC Family al calzone), Mya (un Cosmo o People & Arts a la carbonara) y Steel (una suerte FX dedicado a los machos italianos de 20 a 40 años). En su oferta de lanzamiento el abono mensual costaba ocho euros, lo que deja constancia de que en Europa no utilizamos la palabra premium con el mismo significado que tiene en USA. Además, por lo que he podido observar, la presencia de programación original todavía es escasa en las parrillas de estos canales, seguramente porque hasta 2012 no se completará el apagón analógico en el país de la pasta Buitoni y no compensa aún producir contenido para estas plataformas.
A pesar de que el tema se encuentra en pañales, casos como el de la TDT italiana suponen una alternativa, que, si sabe ser aprovechada por los tiburones de las teles nacionales, podría suponer un salto de calidad (tan grande como los que pega Hulk) para la ficción española. Quién sabe, a lo mejor los premios TP soportarían más dignamente la comparación con los Emmy.

Fuente : Soitu.es
Claudio Hernández Diesl.com

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