¿Y si pedimos a los bares que financien a las TV?
Al menos tres jugadores intentan seguir los movimientos del Gobierno, obligados a apostar en qué cubilete habrá escondido la, en este caso, nada codiciada bolita, que ha adquirido forma de financiación de TVE.
Con la intención de contentar a las grandes cadenas privadas, sin condenar al ostracismo a la televisión pública en la jugada, el Gobierno trata de vender la necesidad de aplicar una tasa sobre los ingresos de las televisiones privadas y, más complicado, de los operadoras de telecomunicaciones, para compensar a TVE por la eliminación de la publicidad.
Los responsables de TVE, de las cadenas privadas y de los operadores de telecomunicaciones, miran atentos la bolita de este peculiar trile, pero no todos quieren apostar. En la empresa pública quieren creerse las promesas gubernamentales: “aunque os quitemos la publicidad, no os preocupéis, que buscaremos una alternativa de financiación para que continuéis haciendo lo que hacéis, pero tenéis que prometer que sólo os dedicaréis a prestar ¿servicio público?”.
Apuestan. A las cadenas privadas también les tienta el juego propuesto: “A cambio de poder acceder a la publicidad que dejará libre TVE tendréis que pagar hasta un 3% de vuestros ingresos de explotación cada año”. Tras unas tibias protestas, hacen las cuentas y aceptan. El ente público ingresa 480 millones al año en publicidad, mientras que, con la prevista caída de facturación que la crisis dejará en 2009, calculan que, como mucho, les puede suponer 100 millones. Un mal menor, piensan.
A algunos les sonará el juego. Otros parecen haberlo olvidado. Telecinco y Antena 3 vieron hace tres años como, casi por arte de magia, se convertía en abierta una licencia para operar en televisión de pago y, en plena transición a la TDT, se aprobaba una nueva concesión para emitir con tecnología analógica.
Sin embargo, ven una oportunidad de oro, en una jugada que terminaría por transferir el grueso de la financiación de TVE, e indirectamente de las privadas, a los operadores de telecomunicaciones. No en vano, en el modelo francés, que el Ejecutivo español parece haber copiado, los operadores que de acceso a Internet (todos, en realidad) deben dedicar el 0,9% de sus ingresos a financiar la televisión pública, porcentaje que puede representar casi diez veces el 3% de las TV.
A diferencia del resto, los operadores, el tercer jugador, no están dispuestos a apostar. El argumento de que competirán con las televisiones en el mercado de contenidos audiovisuales, en claro crecimiento por la popularización de las descargas, se sostiene difícilmente. Y si pedimos a los bares, que también compiten con la tele en franjas horarias y contenidos de ocio, que financien TVE…